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miércoles, 27 de abril de 2011

Diana

Una tarde de agosto preparaba dos asignaturas para los exámenes de septiembre. Hacía un calor de justicia, y aunque la biblioteca contaba con aire acondicionado, no era suficiente. Alli en un instante que levante la vista de los apuntes la ví. Y durante un instante capto mi atencion. Llevaba un pantalón corto de chándal y una camiseta sin mangas, no muy apretada, pero que marcaba bastante sus pechos. Una 90, intuia, muy delgada lo que hacia que sus pechos resaltaran bastante mas. Recogía su pelo rizo negro mediante una goma, formando una coleta para mantener el cuello libre de aquella pesada melena. Con este vestuario tan veraniego y sugerente de repente estaba sudando la gota gorda.
Volvi a posar la vista sobre los apuntes. Durante un tiempo intente concentrarme, pero me resultaba dificil. Aquellas imagenes grabadas en mi retina daban vueltas por mi mente. Levante un par de veces mas los ojos fijandome en ella. Tras largo tiempo y de fracasar en los intentos por estudiar recogi las cosas y me levante, al tiempo ella hizo lo mismo, salia de la biblioteca.
A fuera sacando tabaco vi para el libro que su mano sujetaban. Intentaba compreder las base de datos de Access. Nos miramos y sin esperarmelo, me saludo.
-Hola, que tal. Me llamo Diana- me dijo.
Nos presentamos y charlamos un poco. Me dijo que tenía que aprender todo lo posible acerca de base de datos, porque en la asesoria donde trabajaba por las mañanas estaban cambiando todo el software antiguo por programas de ofimática más modernos. Llevaba unas semanas un poco agobiada y había decidido aprovechar las tardes libres para avanzar un poco.
La verdad reconozco que Diana era una persona encantadora. Aunque al principio la primera impresion por su forma de vestir era de inaccesible. Pero pronto me di cuenta de mi error, congeniamos bastante. En distancias cortas resultaba muy guapa, bastante mas de lo que me habia parecido a distancia. Su estatura era baja, aproximadamente 175 cm.
Pasariamos más de una hora hablando, y como yo ya no tenía ganas de seguir estudiando, fuimos a tomar un café. Cerca de las nueve nos despedimos, ya como amigos, y le ofrecí mi ordenador, ya que ella no tenía en casa, para practicar con las base de datos. Ademas a mi se me daba bastante bien. Quedamos para la tarde siguiente. En mi casa, ni mis padres ni mis hermanos nos molestarían, unos trabajando y otros de vacaciones.
A las 4 sonó el timbre. Abrí y al ver a Diana sentí un hormigueo en el estómago, una sensación que me desconcertó, pues me recordó a lo que siento cuando me preparo para una sesión de masturbación. Venía ataviada con un vestido de esos que son como una camiseta muy larga, que hace de falda. Ésta resaltaba sus pechos sobremanera. Yo por mi parte llevaba una camiseta vieja, y un pantalon corto de hacer deporte pero que solamente usaba para casa.
Nos sentamos al ordenador y comencé a explicarle los fundamentos del programa, siguiendo por casos prácticos, profundizando un poco. A eso de las 6 de la tarde yo estaba agobiado por el calor y le pregunté si no le importaba que me fuera a dar una ducha rápida. No le importó, se quedó acabando un presupuesto ficticio.
Ante de abandonar la sala donde esta el ordenador le comente que podia mirar la carpeta de mis documentos donde habia casos practicos mas sencillos- mientras decía esto recordé que aparte alojaba otro tipo de archivos, tenía cientos de fotos y videos porno. Pero por no delatarme preferí correr el riesgo. Quizá no se percatase.
En el baño, abrí el grifo y volví a mi habitación para coger ropa limpia. Prefería vestirme en el baño y no en mi habitacion, para evitar salir por el pasillo con la toalla y evitar que se pudiera incomodar.
Al entrar vi que Diana había descubierto mi secreto tenia la carpeta de las fotos en el fondo mientras estaba abriendo un video, con el reproductor. Minimizó éste y puso cara de circunstancias.
-Perdona, sin darme cuenta abri una carpeta y me encontre...- dijo, con la cara roja como un tomate.
-Ah, sí. Eso lo descarga mi hermano -mentí-. Lamento no haber previsto esto- creo que mi voz me delató, pero no se me ocurrió otra excusa mejor-.
Avergonzada ella y ligeramente aturdido yo cogí mi ropa y volví al baño. Me desvestí, pero antes de meterme en la ducha, me picó la curiosidad. ¿Seguiría Diana ojeando mis videos? Cerré la puerta del baño por fuera y me acerqué sigilosamente hasta mi habitación. Asomé la cabeza asegurándome de que fuera imposible que ella me viera, tanto directamente como mediante el reflejo del monitor.
Efectivamente, la pantalla mostraba a una rubia con 2 hombres. Ella de rodillas, comiéndoles la polla alternativamente, y en ocasiones con los dos miembros dentro de su boca. Pero lo que me dejó de piedra fue el resto. Diana estaba con los ojos como platos, y con el dedo corazón de ambas manos acariciaba sus pezones (marcadísimos) por encima de la tela del vestido. Cada poco los agarraba y estiraba con fuerza, hinchándolos más todavía. Realizaba lentos movimientos circulares, rodeando los pezones. Mojaba sus labios con la lengua y su respiración era cada vez más audible. No me agradaba en absoluto la idea de espiar a mi amiga, pero la situación me estaba poniendo a mil.
Estaba mi propio miembro empalmado, notaba sus palpitaciones, hasta el punto de sentir como estaba el glande humedo y mojado. No pude contener las ganas y acaricié mi pene, descubrí que estaba empapado y me resultaba facil mover mis manos a traves de todo el tronco, tal era la excitacion que como pocas veces no pude contenerme y llevé mi mano a la boca para saborear mis caldos.
Volvi la vista y contemplé a Diana, empezaba a bajar una mano a tocar su sexo. Con las piernas muy abiertas, y con la mano derecha masajeando frenéticamente la zona de su sexo mientras que con la izquierda apretaba sus tetas.
Despacio regresé al baño y me metí en la ducha. Realmente no podía volver en la situación que estaba, así que decidí masturbarme furiosamente. Comencé a estirar mi pene hasta hacerlo enrojecer. Cuando estoy cachondo me gusta acariciarme el ano, y pocas veces había estado como entonces. Mojé con el abundante flujo de mi vagina toda la mano e introduje el dedo índice en mi culo. Esa sensación de estar totalmente excitado me pone a mil. Seguian las sacudidas sobre mi miembro y el ano penetrado por uno o más dedos de mi mano derecha. Introduje dos dedos más en mi culo, hasta notar el esfínter totalmente tenso. Continué en esta posición durante unos minutos.
Al cabo de unos minutos me corrí a lo bestia, como nunca. Una descarga tremenda me hizo caer al suelo, mientras mi cuerpo se tensaba y destensaba. Tirado disfruté del maravilloso orgasmo que me acababa de proporcionar. Volví abrir el grifo de la ducha para refrescarme.
Me vestí y volví a mi habitación, haciendo bastante ruido para que mi amiga me oyera salir. Habían pasado más de 25 minutos desde que dejé a Diana para ducharme. Pero ella no parecía muy molesta por mi ausencia. Nuestras miradas se cruzaron como diciendo "Sabemos lo que ha pasado pero ninguno hará comentario alguno. La pantalla de mi ordenador mostraba un ejercicio de access, pero en la barra de tareas, el reproductor de archivos multimedia seguía abierto.
El resto de la tarde tampoco tuvo desperdicio, pero eso... ahora no lo comentaré.

El caso es que por aquel entonces pasaba las tardes estudiando en una biblioteca muy cerca de mi casa. Acudía solo y no solía entablar conversación con nadie, porque si no el tiempo me pasaba volando y no me cundía. Hasta que conoci a Diana.

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